El cabello graso se caracteriza por ser un cabello oleoso y pesado que se pega al cuero cabelludo como resultado de un desequilibrio en las secreciones de sebo de este. Afecta a aproximadamente una de cada cuatro personas, es frecuente y a menudo causa complejo. Conoce nuestros consejos para restaurar la luminosidad, el brillo y la salud de tu cabello.
Comprender el cabello graso
Al igual que la piel, el cabello está cubierto por una película hidrolipídica compuesta por sebo y sudor, provenientes de las glándulas sebáceas y sudoríparas respectivamente. Esta sustancia oleosa hidrata, nutre y protege el cabello de los factores externos dañinos al formar una barrera natural, por lo que es esencial para mantener el brillo y la suavidad de las fibras.
Pero de vez en cuando, las glándulas sebáceas secretan exceso de sebo. Este exceso de grasa vuelve el cabello pesado y le da un aspecto oleoso. Solo un día después de lavarse, el cabello se apelmaza y se pega al cuero cabelludo. El cuero cabelludo se irrita y pica, porque no puede respirar. En la mayoría de los casos, el cabello es principalmente graso en las raíces: el resto del cabello puede ser normal o seco.
El cabello graso es en parte genético (y, por lo tanto, hereditario) pero puede empeorar por otros factores como:
• estrés, shock emocional y fatiga,
• obesidad,
• champús inadecuados o teñido constante del cabello,
• una dieta desequilibrada que es demasiado alta en grasas y azúcares,
• consumo excesivo de alcohol,
• fluctuaciones hormonales,
• algunas terapias farmacológicas y píldoras anticonceptivas.
Cuidado del cabello graso
• Lava tu cabello tan pronto como parezca sucio o tengas picores en el cuero cabelludo, usa un champú suave especialmente formulado para cabello graso. Usa una pequeña cantidad y dilúyela correctamente antes de aplicarla en el cabello. Masajea suavemente el cuero cabelludo, con cuidado, evitando rascarte con las uñas, ya que esto podría desencadenar la producción de sebo.
• No utilices champú para bebés: si bien estos productos son muy suaves, generalmente están enriquecidos con lípidos. Esto los hace útiles para el cabello del bebé, pero completamente inadecuados para el cabello graso de los adultos.
• Evita lavar tu cabello dos veces seguidas: un lavado es suficiente para limpiar el cabello. El segundo lavado sería demasiado agresivo para tu cuero cabelludo y desencadenaría un exceso de secreción de sebo.
• Si utilizas un acondicionador para el cabello o un tratamiento nutritivo, asegúrate de aplicarlo únicamente en las puntas, evitando cuidadosamente las raíces de tu cabello.
• Enjuaga bien el cabello con agua tibia o fría: evita el agua caliente, ya que esta estimula las glándulas sebáceas. Después, seca tu cabello delicadamente con una toalla suave. No lo frotes.
• Una vez a la semana, aplica una mascarilla de arcilla en el cabello: este remedio casero tradicional ayuda a mantener el cuero cabelludo limpio y saludable.
• Mantén una dieta equilibrada que incluya muchas frutas y verduras frescas, pero también vitamina B6, reguladora de la producción de sebo. Puedes encontrar esta última en alimentos como aves de corral, hígado, patatas, plátanos, col y espinacas. Del mismo modo, reduce tu consumo de alcohol, grasas saturadas (embutidos, salsas, bollería y pasteles), azúcares refinados y alimentos picantes.
• Evita tintes para cabello, permanentes, rizadores y planchas para el pelo, ya que estos dañan el cabello y pueden desencadenar una producción excesiva de sebo como reacción (hiperseborrea reactiva).
• Deja que tu cabello se seque naturalmente tan a menudo como sea posible. Si usas un secador de pelo, colócalo a una buena distancia de tu cabello y opta por un ajuste templado o frío.
• Si estas medidas no restauran la salud de tu cabello, considera la posibilidad de ver a un especialista de la piel.